Atención a adultos
La adultez se caracteriza por haber atravesado en gran medida la dependencia “imprescindible” de los cuidadores que caracteriza a la niñez y a la adolescencia. Se espera en esta etapa cierto nivel de autonomía.
Sin embargo, cierto nivel de dependencia afectiva puede persistir o bien pueden seguir existiendo cierto nivel de confrontación y/o añoranza imaginaria (y por lo tanto de dependencia) para con sus cuidadores que llevan a ciertos fracasos en distintos órdenes de la vida.
También el sujeto adulto se caracteriza por haber alcanzado en gran medida sus definiciones sobre lo que es y quiere en la vida. No obstante, por ciertas contingencias, a veces la vida nos lleva a redefinir y/o repensar estas definiciones. También puede suceder que se cuestiones ciertas elecciones que fueron asumidas respondiendo más a un ideal que a los propios deseos.
Cuando la autonomía o estas definiciones entran en crisis y el sufrimiento nos quita fuerza para encontrar un modo de salir, hacemos una consulta psicológica.
Las problemáticas laborales, amorosas, sexuales son en general las más escuchadas aunque se pueden manifestar a través de sintomatologías muy diferentes.
En los adultos el mayor obstáculo suele ser el miedo a generar una dependencia con otro que ya han dejado atrás a veces con muchas dificultades.
Si bien cierto nivel de dependencia se genera en la relación terapéutica, ésto permite reproducir lo que trae tanto sufrimiento y ver desde otra perspectiva la problemática.
Un tratamiento psicológico se basa en la palabra. Pero se utiliza la palabra para generar un espacio propicio donde cada paciente haga de su terapeuta un “actor” necesario para desplegar ciertas escenas que le permitirá no sólo escucharse sino observarse en su padecimiento.
Consultas más frecuentes en adultos:
- Problemas laborales
- Problemas familiares
- Problemas de pareja
- Problemáticas sexuales
- Obsesiones
- Aislamiento
- Angustia
- Conductas “aniñadas”
- Conductas de “adolescentes”
- Conductas impulsivas y/o agresivas